Bienvenidos al blog EL Gimnosofista


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  1. Según la RAE, la palabra gimnosofista es un vocablo de origen griego que hace alusión a algunos ascetas de la antigua India. En la conformación de esta palabra de origen griego encontramos las raíces gimno (desnudo) y sofía (sabiduría). Alejandro Magno, el gran conquistador macedónico, en una de sus épicas campañas en la conquista de la península indostánica halló a unos hombres desnudos que cultivaban la sabiduría y la espiritualidad, a quienes llamó gimnosofistas y los quiso conocer.
    Cuenta la leyenda que diez brahmanes o gimnosofistas, quienes gozaban de una gran reputación social, fueron detenidos y conducidos ante el jefe invasor, acusados de acicatear la sublevación de sus coterráneos frente al dominio extranjero. Alejandro, conocedor de la habilidad para responder de estos hombres, les dice que los va a matar a todos por traidores, empezando por el que formule respuestas peores y que el más anciano de los sabios desnudos sería el juez. Este habilidoso personaje le asegura al rey macedónico que cada uno de los enjuiciados ha respondido peor que el anterior y de este modo salva la vida de los diez sabios desnudos (Oliver, 1990).
    La posteridad, por supuesto, no conoció las respuestas de aquellos sabios remotos extraviados en los laberintos de la leyenda, pero gracias a Alejandro y a su ímpetu conquistador, tenemos una bella palabra que, a pesar de sus resonancias antiguas, puede iluminar nuestras vidas. Es menester que esa sabiduría desnuda nos envuelva con sus efluvios y que podamos encontrarla en todos los recodos de nuestra existencia.

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  2. "En las inconmensurables extensiones del tiempo, vemos cómo la vida avanza y asciende desde su origen hasta el hombre, y no podemos negar que a la humanidad todavía le aguardan infinitas posibilidades de perfeccionarse”. El Gimnosofista.

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  3. Creo en el Dios que se expresa en el poder creador del hombre, en el Dios que está latiendo en todas las criaturas del universo, en el Dios que está presente en las aguas y las montañas, en la vastedad inagotable del cosmos.
    No creo en los libros revelados ni en religiones creadas por algunos para enriquecerse y manipular a los pueblos. No creo en curas que son peores que la enfermedad y no creo en iglesias cristianas que promueven la homofobia y la misoginia. No creo en sacerdotes pederastas predicando a grito herido la buena moral y las buenas costumbres.
    No creo en dogmas religiosos porque son absurdos y atentan contra la racionalidad humana. No creo que hayan intermediarios entre el hombre y la divinidad. Por lo tanto, como decía la antigua proclama anarquista, "las únicas religiones e iglesias que iluminan son las que arden". El Gimnosofista.

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  4. Publica algo, Engañador Desnudo, que el nombre no es regalado ni de cariño.

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